¿Qué mierda me estoy metiendo?

Todos sabemos que para tener buenos resultados en algo hay que dedicarle tiempo y constancia, aunque si tomamos atajos podemos pagarlo con graves consecuencias. Así como hacer una chuleta en un examen o saltarte un semáforo, pueden salir bien, sacando una gran nota o puedes terminar estrellándote contra un camión de estiércol, en el mejor de los casos.
Un estudio de la Unión Europea ha demostrado que el 6% de los gimnasios “trapichea” con productos anabolizantes. En mi opinión personal considero, que esta cifra es mucho mayor entre los usuarios, es decir, entre los clientes de estos centros, sin ser el gimnasio el que facilita la obtención o consumo de productos de esta índole.
El debate está servido, por un lado, los defensores. Normalmente consumidores que consideran a otras drogas más peligrosas como el tabaco, alcohol, metanfetamina, cristal, heroína, cocaína, etc. Mientras que los esteroides no tienen ningún peligro o es escaso, aunque no tengan un control médico. Todo se arregla con equilibrio,según ellos dejando descansar al cuerpo entre ciclo y ciclo.
Por otro lado, los detractores, LABORATORIOS, FACULTATIVOS o MONITORES de gimnasios advierten de las graves consecuencias que pueden causar a largo plazo, su consumo. Y no solo a determinados órganos específicos, sino también psicológicamente.
Es cierto que estas drogas son muy efectivas y se vienen utilizando desde 1930, pero el riesgo real está oculto. Todos los medicamentos o drogas tienen unos efectos secundarios, y estos como tal, también. Si las sustancias son de curso legal, se especifican en su prospecto la información de los efectos secundarios. Pero, ¿y si están conseguidas en el mercado negro?, ¿Son realmente lo que dicen que son?, ¿te vas a meter algo que no sabes cómo reaccionará tu cuerpo?  Es de ingenuo que pienses que estos productos están libres de riesgos, ya que poseen un gran potencial sobre tu cuerpo. Los consumidores pueden terminar pagando un alto precio al no saber con claridad sus consecuencias. 
Está claro que funcionan, y muy bien, pero ¿qué sucede a largo plazo? En un corto periodo de tiempo nos dan un aspecto saludable, grande, dando mayor hombría o masculinidad, aunque ya deja ver los primeros efectos secundarios como es acné acusado en cara y espalda. Si hay cambios por fuera también debe estar pasando algo dentro, ¿no crees?
Se ha demostrado que un tipo de esteroide, por vía oral, es el causante de un de cáncer. Otro genera la aparición de unos quistes de sangre en el interior del hígado, provocando hemorragias internas cuando se rompen. En los riñones, tumores renales que afecta al filtrado de la sangre, acumulándose las toxinas, lo que produce retención de fluidos, un aumento de la presión arterial y finalmente un fallo renal. Cambios drásticos en los niveles de colesterol disminuyendo el HDL o colesterol bueno y aumentando el LDL, el malo. Formando este placas a lo largo de las arterias reduciendo el riego sanguíneo y obstruyéndolas, culpables de ataques al corazón o apoplejías. Las placas se pueden desprender y provocar infartos de miocardio o embolias, esto tan solo en unos años de consumo. Se realizaron estudios en personas de 25 a 55 años que consumieron durante una media de 12 años y tenían altos niveles de placas, equivalentes en personas de 70 y 80 años, exteriormente presentaban un aspecto saludable pero sus venas estaban calcificadas.
Puede aparecer ginecomastia que es el agrandamiento patológico de una o ambas glándulas mamarias en el hombre, vamos que te salen tetas que no es igual que pectorales. Atrofia testicular, al meter testosterona en el cuerpo con los esteroides hace que el hipotálamo, en el centro del cerebro, manda una orden a los testículos para que deje de generar más porque hay suficiente en el cuerpo. Esto puede provocar una disminución del tamaño de los testículos. Y lo más grave es que si se corta el consumo de esteroides de una manera radical se corre un riesgo elevado, provocando grandes depresiones e incluso suicidio. Todo vuelve a su cauce cuando los testículos reanudan su función.
Grandes culturistas de los años 70 y 80 que tenían una vida muy sana en las que no tomaban alcohol, no fumaban, dietas estrictas y estudiadísimas, trabajo aeróbico, cardiovascular. Personas que estaban con grandes cuidados, pero todos tenían un factor común, el consumo de anabolizantes. Hoy en día, tienen graves problemas de salud y los achacan a estas sustancias como las causantes.
La ciencia no tiene estudios que hayan evaluado a largo plazo los efectos de estos productos, se basa en casos y anécdotas de personas que han desarrollado cáncer de hígado, un tumor en el riñón, etc. y que había consumido esteroides. Pero esto es insuficiente para demostrar la relación causa efecto. El problema recae sobre los investigadores que se encuentra con un muro que no pueden saltar para demostrar los efectos nocivos de los anabolizantes en el cuerpo. Debido a que no pueden realizar un estudio a largo plazo, sometiendo a personas que consuman estos productos durante 20 años. Todo se agrava más cuando con anabolizantes se mezclan con las hormonas de crecimiento y tiroideas, insulina y anfetaminas.
Pero la solución al problema es fácil y la tienes en tu mano. Llegar a las metas que te marques puede llevarte más tiempo. Siempre te habrán dicho que una casa no se empieza por el tejado, pues bien, los anabolizantes son el tejado y se terminara cayendo porque no tiene base. Come muy bien, si es posible busca profesional, como un nutricionista que te ponga dietas adecuadas, descansa las horas debidas y entrena duro. Iras consiguiendo tus metas “despacito y con buena letra” te sientas muy bien, orgulloso de ti, y evitaras problemas en el futuro. 

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